Los inversores que invertían en viviendas para especular desaparecen del negocio. Las promotoras y constructoras tienen motivos para estar preocupados ya que es cierto que cada vez cuesta más trabajo vender un piso, lo que antes se vendía en 6 meses, ahora tarda más de un año.
Pero otro problema con el que se encuentran las promotoras es que tampoco los inversores que compraban viviendas para sacar una buena rentabilidad a la operación y que representaban hasta el 40% de la demanda de viviendas, se animan en estos tiempos a invertir.
En esta situación se encuentran unas 700.000 viviendas que tarde o temprano saldrán a la venta al mercado con precios inferiores.
Pero otro problema con el que se encuentran las promotoras es que tampoco los inversores que compraban viviendas para sacar una buena rentabilidad a la operación y que representaban hasta el 40% de la demanda de viviendas, se animan en estos tiempos a invertir.
En esta situación se encuentran unas 700.000 viviendas que tarde o temprano saldrán a la venta al mercado con precios inferiores.
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